Desde la eternidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, concertaron un pacto de gracia para la salvación de su pueblo. Jesús vino para dar testimonio…
El hecho de que Dios no cambia asegura dos cosas importantes: La vida eterna a todos los que creen en Jesús y la condenación eterna a todos los que rehúsan creer en Jesús.