El poderoso Dios del que había oído Rahab, en el cual había puesto su fe, su confianza, sabiendo que no hay otro Dios como Él, quiso compadecerse de ella y librarla de la destrucción que Él mismo habría de traer sobre los impíos…
Las proezas y maravillas de Dios, sus obras y su poder, le habían dado una fama temible ante todos los que las conocieron. Tan fuerte era este testimonio, que había llegado a oídos de los habitantes de Jericó de tal forma, que temblaron al oír que Dios traía a su pueblo para conquistar la ciudad..
Dios había determinado la destrucción de Jericó como juicio por su pecado. Josué envió dos hombres para informarse de todo cuanto pudiera. Ellos encontraron en Rahab La providencia y cuidado de Dios sobre sus vidas. Todo había sido preparado antes por el Salvador…
Dios ha rescatado y guiado a su pueblo como había prometido. Ahora les va a dar la victoria sobre sus enemigos y el reposo tan deseado. Dios es el Salvador de su pueblo, desde la eternidad y por la eternidad Él ha preparado todo para que así sea, su providencia, su poder, su misericordia, su pacto y su gracia se muestran en su salvación.
Buena disposición mostró el pueblo al mandato de Josué. Si Dios estaba con Josué, ellos le obedecerían en todo reconociendo así la autoridad de Dios sobre ellos. También quedaba claro que aquellos que se rebelaran, lo estarían haciendo contra Dios mismo que, por su superioridad, les daría su justa retribución quitándoles la vida…
Josué hablando con el pueblo, les recuerda lo que Moisés había dicho: Dios ya les había dado la tierra y el reposo. Aunque aún no habían tomado posesión de la tierra, podían confiar en las promesas seguras que Dios siempre había cumplido. La superioridad de Dios sobre todos y sobre todas las cosas da reposo…
Durante su peregrinar en el desierto Jehová había mostrado a Israel que sólo Él es Dios y que nada ni nadie se le puede comparar. ¿Quién otro hubiese podido librarlos de la esclavitud en Egipto? ¿Quién otro hubiese sido capaz de sustentarlos de la manera que Dios lo hizo?…
Más allá de que Josué había acompañado a Moisés durante todo este tiempo y que él mismo vio el poder de Dios desde aquel día en que el pueblo fue rescatado de Egipto, Dios anima a Josué a no confiar en sí mismo y a guiarse solo por su palabra
Dios envía a Josué a cumplir la obra para que lo llamó: entrar al pueblo a la tierra prometida. También le recuerda que Él ya la entregó en manos de ellos. La supremacía que Dios había mostrado con grandes señales, portentos y milagros maravillosos con los que les cumplió todas sus promesas, era la razón que debía darles confianza. Nada puede detener su voluntad ni frenar sus designios. La superioridad de Dios da confianza.
Presentación de nuestros devocionales: Estas meditaciones han sido pensadas y diseñadas para ser leidas en familia, y teniendo a los niños en mente. Tienen como objetivo proveer una guía para …
