El Dios de toda Gracia: Una Gracia longánime – Génesis 3:1-7

Día: Lunes

Tema: “Una gracia longánime”

Lectura: Génesis 3:1-7

Versículos clave: 7

Lectura de apoyo: Éxodo 34:6-7; Isaías 64:6-7; Ezequiel 33:11; Juan 8:44

Dios en su infinita gracia había provisto todo lo necesario para la vida del hombre en abundancia. Sólo de un árbol les fue prohibido comer, un árbol que Dios se reservó para Él. Éste no era un árbol mágico ni con “poderes especiales” era el árbol de Dios. El engaño de satanás sacó a la luz lo que había en el corazón del hombre y ya nada fue igual. Sus ojos, ahora llenos de corrupción, ya no podían ver con pureza la creación de Dios. El pecado había entrado y con él la muerte. Aun así, Dios en su infinita paciencia (Longanimidad), sabiendo todo esto, no consumió al hombre. La gracia de Dios es longánime.

¿Qué puede hacer el hijo del hombre? Desde que Adán pecó, toda su descendencia, la raza humana, fue corrompida por el pecado. El engaño del dios de este mundo, satanás, el diablo, sigue sacando a la luz todo lo que hay en el corazón del hombre trayendo pecado sobre pecado. Las mentiras, la desobediencia, el orgullo, la codicia y el desprecio por Dios se siguen manifestando cada día. Aun así, Dios en su gracia longánime, no quiere que el pecador muera condenado por su pecado, sino que se arrepienta y crea en Jesús para la salvación de su alma. Jesús vino para llevar nuestros pecados en la cruz y recibir nuestro castigo hasta morir en ella. Fue sepultado y al tercer día resucitó para salvar a los que creen en Él. ¿Sigues viviendo en tu pecado o te has arrepentido para creer en Jesús y recibir el perdón de Dios? Tito 3:5

 

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