- Lectura: Josué 8:23-29
- Versículo clave: Josué 8:25-26
- Lectura de apoyo: Deuteronomio 7:9-10; Marcos 3:27; Efesios 4:8-10; 1ªCorintios 15:55-57
Hay alguien que guía a los enemigos de Dios y a su tiempo, debe ser juzgado y pagar por su maldad. Su rey los guió a la muerte y ahora el mismo debe morir. Cuando Dios está en medio de su pueblo, el enemigo es juzgado.
Jesús vino para terminar con el dominio de maldad de satanás, para librar a los oprimidos por él. Para saquear su casa, primero inutilizó, ató al hombre fuerte, lo derrotó y ahora, con él atado, saca libremente a todos los suyos llamándolos a libertad por medio del evangelio. En la cruz Jesús fue hecho pecado por Dios y al morir derrotó a satanás, pareció que había caído, pero el que cayó realmente fue satanás, siendo despojado de su poder para engañar y puesto bajo ese montón de piedras hasta hoy. En la cruz la victoria fue para Jesús, resucitando y entrando glorioso al cielo llevando como botín las almas que vino a rescatar. El enemigo fue juzgado y el pueblo, liberado. ¿Crees en Jesús y su victoria para la salvación eterna de tu alma? Salmos 21:8-9